1. Introducción
La violencia hacia niñas, niños y adolescentes ha estado presente desde el inicio de la historia del mundo, y persiste en la actualidad, pese a los esfuerzos realizados para su erradicación. De todas las formas y expresiones de la violencia, la que se ejerce contra las personas en situación de mayor vulnerabilidad como son las niñas y niños es la más perversa, ya que se interrumpe su desarrollo integral, dañando su dignidad e integridad personal. La violencia sexual en contra de niñas, niños y adolescentes es ejercida por una asimetría de poder, desde una posición de privilegio o dominación principalmente desde los adultos.
Si bien el Estado ha dado importantes pasos en cuanto a la legislación, en especial en el ámbito penal para sancionar toda conducta que implique cualquier forma de violencia contra las niñas, niños y adolescentes, todavía queda mucho camino por recorrer en cuanto a su implementación, teniendo como principales desafíos la formación especializada de las personas operadoras del sistema, la asignación de recursos suficientes y necesarios para una adecuada atención del problema y la institucionalizaciónde procedimientos y mecanismos para lograr el pleno restablecimiento de los derechos de aquellas personas que se ven sometidos a cualquier forma de violencia sexual durante su infancia.
Para la atención de niñas, niños y adolescentes que hayan sufrido algún tipo de vulneración en su integridad sexual, es necesario que todas las personas responsables de los servicios públicos o privados actúen bajo un enfoque de derechos, lo que implicará que analicen sus conceptos personales, prejuicios, supuestos y conocimientos, para cuestionarlos, ampliarlos y a partir de este enfoque, brindar una atención verdaderamente integral, articulada entre todos los servicios responsables de la reparación y restablecimiento de derechos de la niña, niño o adolescente.
Para ello se presenta el Protocolo, que constituye un instrumento para la prevención, a toda forma de vulneración a la integridad sexual de niñas, niños y adolescentes, la detección oportuna y la atención integral, interdisciplinaria e intersectorial, de forma secuencial y ordenada, bajo un enfoque de derechos, priorizando su interés superior y velando porque se cumplan todos los pasos y requisitos legales para garantizar su completo restablecimiento emocional, familiar y social.
El presente protocolo establece las acciones y momentos en que deben actuar las instituciones públicas, y como se articulan en el marco de sus competencias, atribuciones y funciones para garantizar a niñas, niños y adolescentes una vida sin vulneración a su integridad sexual, a través de 3 niveles de prevención y un nivel de atención integral.